jueves, 22 de mayo de 2008

Rosario, mi ciudad

Mi nombre es Santiago del Río, soy maestro de la escuela 1315 del barrio la Cerámica, donde trabaja Alejandra García.Anoche mataron al marido de mi compañera. Él era taxista. A Sergio Oberto, lo mataron a sangre fría de una puñalada en el cuello, dejando a su familia casi destruida. Alejandra es fuerte porque tiene a Dios al lado, como no lo tenemos ninguno de nosotros. Marcelo y Jeraldina, por su parte, quedaron sin su papá por culpa de gente que tiene nombre y apellido, y no sólo de los hijos de puta que lo mataron.

Eso es Rosario.

Rosario es la ciudad de la desigualdad, del miedo, del Che, de Olmedo, del lugar donde va a pasar el maldito tren bala, del río Paraná, de los tobas desterrados por los sojeros, de Palladini, de Fontanarrosa —Inodoro Pereyra ahora vive en un rancho de la villa de Casiano Casas—.

Rosario es eso.

Ciudad de contrastes. Rosario no tiene paz. Es la ciudad de los punteros políticos, de los policías que amparan a los narcos. Rosario es dos ciudades. Una linda —la de Miguel Lifschitz—, llena de edificios hermosos, shoppings gigantes hechos gracias al lavado de dinero de empresarios que no tienen cómo declarar tantos bienes, de los bulevares, de la Florida, de Fisherton, del gigantesco Parque Independencia. De los turistas europeos que llegan a conocer y a practicar el turismo sexual con las hermosas chicas del crisol de razas.
La otra Rosario es la Rosario de los rosarinos: la que no tiene seguridad, la que vive esperando cada principio de mes que no se corten los planes sociales para que no ocurra un nuevo saqueo, la que tiene los tres barrios tobas, la que todavía tiene niños que no pueden asistir a la escuela los días de lluvia pues carecen de veredas para salir de los barriales —y que el Dios de Alejandra ampare a esas familias si necesitan entrar una ambulancia a esos barrios en días de lluvia—.
Ésa es la otra Rosario: la de la villa miseria más larga del país, que empieza en Pellegrini y el río, y se extiende por la Siberia, por la Tablada, por los Fonavi de Grandoli y Gutiérrez, por el Swift, por Mangrullo, y da la vuela por Circunvalación por el barrio las Flores. 12 kilómetros ininterrumpidos de pobreza y marginación. ¡12 kilómetros!
La viuda del taxista, es maestra de una escuela muy pobre. La Rosario de Alejandra es la ciudad de la privatización educativa. La pobreza crece tan rápidamente que va abarcando a las escuelas que ayer tenían alumnos de clase media. En el barrio de la maestra Alejandra García, la esposa del taxista asesinado, las escuelas públicas que brindaban educación a gente de clase media, ahora se dedican a dar asistencia a los marginados del sistema: la escuela San Luis, la República del Uruguay, la República de México, la Ovidio Lagos, la 1ro de Mayo, etc. Las dos únicas escuelas públicas de toda la zona norte que aún pueden atender las necesidades de la clase media son la Carrasco y la José de Calasanz—. ¿Entienden lo nefasto del sistema? La educación de los niños rosarinos de clase media está a cargo de empresarios.

Eso es Rosario.

Anoche mataron a Sergio, marido de mi compañera de trabajo Alejandra; ella es maestra de grado. El marido era taxista, era rosarino. De una ciudad de contrastes horrosoros. Venga a ver los frutos de la soja, del clientelismo, de la demagogia electoral, de la privatización educativa. ¡¡¡¡Venga a Rosario!!!! Hoy nos tocó a nosotros la tragedia de vivir en la Cuna de la Bandera. Pobre Alejandra.Pobres sus hijos.
22 de mayo de 2008 12:50

http://santiagodelrio.wordpress.com/2008/05/22/rosario-mi-ciudad/#comment-652

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