lunes, 27 de julio de 2009

10-13-17-18-22-29

Conociendo el pensamiento de quienes siguen estos escritos, quiero aclarar que no escribo desde la envidia, en más no compre ni una sola boleta.
Hecha tal aclaración, quiero mandarle mi más sentido pésame a la familia que sufrió el infortunio de ganarse 24 millones de pesos.
Es solo puta guita como diría el “indio Solari”, que solo solucionara los problemas económicos de esta pobre familia.
Pero el otro lado de esos gruesos billetes son los inevitables cambios de hábitos que los acompañan, esta familia no va a volver a ser la misma nunca más y quizás en ese cambio se valla la felicidad, la motivación, la picardía, el sacrificio, el humor, el aprendizaje, la indignación al ver la factura de la luz, el arte de salir con los amigos y “olvidarse la billetera”, actitudes tan cotidianas que cuesta imaginarse una vida sin ellas.
Pero los que están bien preparados para colarse en ese ámbito que días atrás era de normalidad, son el terror al secuestro, ese desgraciado prejuicio ante cada persona que se les acerque de ahora en más, esa indeseable duda del porque ¿justo ahora regreso tu ex?, los estupidos consejos además de la constante mirada penetrante y analizadora de quienes tuvieron a 20 metros de la suerte, las inservibles preguntas de los periodistas, en fin, demasiadas maldiciones a las cuales se tendrán que acostumbrar de la noche a la mañana.
Ante cada fenómeno inusual es bueno y necesario hacer un balance de nuestro comportamiento como sociedad civilizada que pretendemos ser, y yo desde mi humilde lugar estoy dispuesto a hacer un sacrificio y aceptar la donación de un millón de pesos (se puede charlar) para ayudarlos en la búsqueda de la normalidad ya perdida.
En caso de que no necesiten mi ayuda, hay muchas personas que imperiosamente necesitan un gesto, una caricia, una frazada o unas tostadas, para poder seguir creyendo que vale la pena continuar en esta lucha desigual contra el destino, tienen la inmensa oportunidad de demostrarles a todos los mal pensados que la dignidad y la solidaridad no desaparecen cuando llega la plata, al contrario se incrementan y esa enseñanza, que ojala ustedes nos brinden, vale muchísimo mas que 24 miserables millones de pesos.

PD: El club Rosario Central, a través de su presidente Usandizaga les informa que estaría dispuesto a aceptar cualquier cantidad de dinero para el bien de ustedes.

Felicitaciones a ellos y nosotros celebremos que seguimos siendo normales.

Abaz Maxi.

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